martes, 2 de diciembre de 2008

Señor Arzobispo José Gómez
Arquidiócesis de San Antonio (Texas-U.S.A.).



Ilustre Señor.


Mi nombre es Rafael Ignacio Irizar Blanco sacerdote de la Diócesis de Buga (Colombia) de la misma de donde proviene el P. Jaime Eduardo Robledo Renjifo, quien trabaja para ustedes y quien me motiva a escribir esta misiva a S. E. En estas letras queremos manifestar que bajo ningún punto de vista el P. Robledo representa lo que significa ser colombiano, ni lo que significa ser sacerdote colombiano, y decimos esto, porque nos ha llegado información de lo mal que nos está haciendo quedar el mencionado sacerdote allá en San Antonio. En síntesis es un indigno representante del clero colombiano, de la nacionalidad colombiana, Èl no nos representa para nada, ni hoy , ni mañana, ni nunca.


Vamos a dar una breve semblanza de los hechos más significativos en el recorrido humano y sacerdotal de Jaime Eduardo, a grandes rasgos podemos decir que es un hombre adulador, trepador es decir que no le importa pasar por encima de quien sea con tal de lograr sus objetivos, que estas tácticas las usó desde el seminario para poderse ordenar, tanto así que del seminario de Cali fue echado y finalmente pudo terminar en el seminario de Manizales, donde se dedicó a llevar y traer chismes de sus compañeros y a hacer echar a muchos seminaristas Buenos, podemos decir entonces sin pie a error, que es una persona que constantemente apela a las consejas, el contubernio, el chisme, pone a los demás a pelear entre sí, El no sirve para trabajar en equipo en comunidad porque pone a las personas en discordia, divide las comunidades, en síntesis pone en enemistad a las personas.

De su recorrido sacerdotal podemos decir que ha sido párroco en dos o tres ocasiones, pero el balance no ha sido muy alentador, se caracteriza por ser desobligante con las personas, nada fraterno, el piensa que no está llamado a servir, sino, a ser servido, es tremendamente mal-tratante y grosero con las personas, y muy proclive al Dinero y a la simonía; así y todo y viendo que sus experiencias pastorales no habían sido tan fructíferas, a través de personas adineradas consigue por sus propios medios viajar a Roma a hacer una especialización en Teología, el Obispo le concede el permiso, terminados estos estudios regresa a Buga y entre otros encargos es nombrado párroco de un pueblito llamado Guacarí.

Estando en Guacarí convence al Obispo de ese entonces Rodrigo Arango Velásquez a que funde el seminario diocesano y que funcione en la misma casa cural de Guacarí, el Obispo ingenuamente accede, y se funda un seminario a la estatura y la talla de don Jaime Eduardo, con los nefastos resultados, sólo aceptaba seminaristas amigos suyos o referidos por sus amigos, lo que convirtió este lugar, en más que un seminario, en un “refugio de pecadores” con muchos problemas de conducta, patrocinado por Jaime Eduardo que para nadie es un secreto que El ha tenido” problemas con muchachos” y además su amaneramiento y sus afectados modales son más que evidentes.

Para fortuna de nuestra Diócesis llega un Obispo que pone en orden la casa; Mons Hernán Giraldo Jaramillo, quien traslada del cargo de párroco y rector del seminario a Don Jaime Eduardo y lo envía a dirigir un instituto de catequesis que por cierto al marcharse a San Antonio lo dejó literalmente agonizante por su mala gestión, al tiempo que funge como párroco de una humilde parroquia en Buga; de acuerdo con todo esto y al no encontrar acogida fraternal en el clero y en la comunidad , gracias a su constante actitud antipática, soberbia, controvertida (sobre todo en el ámbito moral), el único camino que le quedó fue el de buscar una diócesis en los Estados Unidos que lo acogiera sin importar su oscuro pasado, pero, como amamos a la Iglesia y la Iglesia es la misma y es universal, nos atrevimos a escribirle esta breve semblanza del P. Robledo para advertirlos de la clase de persona que es el p. Robledo.

Nosotros sabemos que la Iglesia es sabia, y que en las diócesis la santa sede pone al frente hombres de fe y probados en muchos campos del saber humano, hombres por lo demás inteligentes que saben muy bien, asistidos por el Espíritu Santo discernir el peregrinar de sus propias Iglesias Particulares, con mucho respeto Señor Arzobispo abra muy bien los ojos, y examine con lupa cada acción del Padre Jaime Eduardo, tenga mucho cuidado, con las recomendaciones, comentarios y sugerencias que él suele hacer, él es un hombre enredador, mucho más que la telaraña de la araña más astuta, Jaime Eduardo es un mitómano, indolente y sínico de la peor laya , no se fíen del criterio de Dn. Jaime Eduardo, El suele hacer alianzas perversas con `personas del mismo seminario para hacer el mal a los demás y lograr sus objetivos, ( verbigracia: Frank Macías, un Psicópata, mitómano, indolente, que se ufana de cometer perversiones con los seminaristas, un peligroso exmilitar que se refugió en el sacerdocio para mitigar las secuelas psicológicas que le dejó su paso por la milicia de los Estados Unidos; y el Flamante director de Vocaciones Arturo Cepeda un oscuro hombre, proclive al dinero y a la falsedad, hipócrita como el que más, muy dado ha faltar a la verdad las más de las veces, inepto director de vocaciones) no dejen que por culpa de El se pisoteen personas realmente valiosas que pudieran ofrecer un formidable servicio a la Iglesia que peregrina en San Antonio, por amor a Dios! Señor Arzobispo! tenga mucho cuidado porque tristemente afirmamos que Jaime Eduardo es un hombre malo, malvado, tiene el corazón podrido, lo más irónico es que nos llegan noticias de que está estudiando Bioética, que horror! Una persona que tiene tantos problemas con la Ética, que no es para nada Ético, estudiando bioética? Será que está en busca del Episcopado? No creemos, sería por lo demás un despropósito o una verdadera locura pensar que una persona como El llegase a Obispo, Dios nos libre de semejante Demonio!

Sólo esperamos que la historia no se repita:
Salió el sembrador a sembrar su semilla. Y parte cayó en el camino, parte cayó entre espinas, parte en un pedregal, parte cayó en Buena tierra y dio fruto: una ciento, otra sesenta, otra treinta.”
La semilla es la vocación representada en los seminaristas, caerá en el camino, en el corazón de un frívolo como lo es Jaime Eduardo, Caerá entre las piedras y las resistencias interiores de Jaime Eduardo e impedirá que la semilla profundice y morirá por falta de nutrientes y hondura, caerá entre las espinas de las habladurías , el chisme y la vulgaridad de Jaime Eduardo y la asfixiará, y quizás caerá en la tierra de otros sacerdotes Buenos distintos a Jaime Eduardo y dará el treinta, el sesenta el ciento por uno…., según la madurez del corazón donde caiga. !y el que tenga oidos para oir que oiga!

Con sentimientos de la más distinguida consideración, y por el amor que le tenemos a nuestra Santa Madre la Iglesia, y para que algún día la Justicia mire desde el cielo.


Cordialmente en el Señor.


Rafael Ignacio Irizar Blanco Pbro.